domingo, 9 de marzo de 2014

Se reparten Lágrimas de oro en el teatro

         [Angelía Mar Rivera Barreto]
            Alejandro Jodorowsky, es un hombre que no cree en una revolución política, sino en la poética. Dicen que es un incansable creador de ideologías y caminos. De ascendencia judeoucraniana, nacido en Chile, comparte nacionalidad francesa. Es dramaturgo, cineasta, poeta, se ha dado a conocer a nivel internacional por su psicomagia y es el autor del cuento Lágrimas de Oro, presentado recientemente en Casa Cruz de la Luna, San Germán. Dirigido por Eury Orsini, el grupo Vueltabajo Teatro se basó en Lágrimas de Oro para combinar elementos del teatro con el “performance” y la cinematografía. Se compone de manera compactada elementos del teatro de la crueldad, teatro pánico, teatro de la muerte y utiliza medios de la plástica para la incorporación de objetos tridimensionales al escenario.
            El cuento narra el cruel destino que vivió Dominguito, un niño que de repente comenzó a llorar, pero no como cualquier persona lo haría, sino como ya se ha titulado el mismo cuento, Lágrimas de Oro.  La familia, estupefacta ante esta situación, poco a poco le rasgan la vida al pobre niño, explotándolo como un producto hasta más no poder. Van creando estrategias para causarle llanto y capturar sus lágrimas, hasta inmunizarlo al dolor  y hacerlo menos sensible. De oro, el niño pasa a llorar miel y también le explotan. Al final, ya Dominguito se enfrenta a su familia, y les dice que les va llorar las últimas lágrimas de miel para darles vida eterna. Lo que sucedió fue tal, que les dio, asimismo la muerte. El grupo teatral Vueltabajo recrea este corto cuento, nutrido de variantes del teatro de la vanguardia del siglo XX, especialmente del teatro de la muerte que habló Tadeusz Kantor en su manifiesto. Compone el entorno teatral como un todo que les permite formar la obra y combinar elementos de performance, danza y plástica, logrando un nivel sensual complementario, sin estar estrictamente alejado de nuestra desordenada cotidianidad.

foto: Alejandra Maldonado

            A modo detallado, esa noche del viernes donde transcurrió la presentación, a eso de las ocho y media, se abrieron las puertas de Casa Cruz de la Luna. Pagamos nuestra taquilla, nos hicieron firmar y nos dieron los papeles correspondientes, uno de ellos con el cuento entero. Al entrar a la sala, nos recibieron con una música con órgano, como si estuviéramos accediendo a una Iglesia Medieval. Desde nuestras sillas cómodas, podíamos ver el proyector que apuntaba hacia el fondo de una tela blanca. Hasta los técnicos de sonido y luces eran visibles y cómplices del espectáculo que transcurriría.
            Comenzó la obra, hay una silla en el escenario y un cuerpo vestido de blanco rondándola. Luego aparecen dos más, vestidos de negro con máscaras. Los cuerpos están pensados para comunicar el dolor y la crueldad desde el movimiento y no desde la voz ni la dramatización. Se proyectan como entes mediadores, entre el espacio performativo que es el escenario. Luego los tres cuerpos en escena se turnan la silla desde donde se desata el transcurso de los dolores que la familia le hace pasar a Dominguito.
foto:Alejandra Maldonado
            Tal como lo postuló Samuel Beckett, el dramaturgo irlandés, en su ensayo "Quad", cada parte compone la pieza, y eso está claro. No hay elemento que no haya sido pensado de importancia para la obra. Y los cuerpos junto a la proyección visual y los sonidos junto a los espectadores van interactuando constantemente.
            El elemento corporal fue una de los rasgos más importantes de toda la pieza. Era el medio principal de los actores que también se les podría llamar entes. La preparación, el detalle y la desmesurada crueldad aterrorizaban e impresionaban. No eran unos cuerpos que deleitaban comodidad y placer para que el vidente se relajara, sino que se espantara y el algún momento reaccionara hacia lo que estaba predicho para el niño que lloraba lágrimas de oro. Este acercamiento hacia la realidad desde una perspectiva corporal recuerda a lo que pensaba Berlot Brecht sobre la crítica de la realidad. No se busca acomodar al ojo visor a sentirse agraciado, al contrario, busca despertar desde una perspectiva negativa la apreciación artística, y aquí es donde más complicada estaba el asunto. Puesto que es evidente que no es viable quedarse tranquilos ante lo que sucede aun con toda la perfección que el grupo trabaja la pieza, en el fondo aspira a que nos demos cuenta de que somos cómplices y víctimas de lo que le sucedió a Dominguito y apenas nos quedamos sentados viendo la injusticia con la que degradaron su vida los inhumanos parientes.
foto:Alejandra Maldonado

            Hubieron partes específicas en las que no podíamos escoger la pasividad, nos incitaban a entrar a la trama, fuese tomando un pedazo de cinta para ahorcar a Dominguito, o siendo tocado por una mano gigante, o bebiendo miel, o arrojando orina, pero no íbamos a poder escapar ni quedarnos como meros voyeristas. Más bien, sádicos y casi familiares del niño.

            De que la pieza nos aterrorizó a algunos, sin duda, por la forma en que se proyectó el dolor y la crueldad descrita por Jodorowsky. Tampoco hay duda en que al final nosotros también hayamos adquirido vida eterna junto a los familiares de Dominguito, o sea, la muerte. Lágrimas de Oro tiene nada que no haya sido imprescindible para pasar por alto algún detalle artístico; fue un deleite colaborativo y un trabajo que toda persona debe pasar a ver y formar parte. Firmar su pacto con el tiempo y casi como una varicela, no es posible trascender la realidad sino vemos de cerca la crueldad que vive cerca de nosotros. 
[Angelía Mar Rivera Barreto]

foto: Alejandra Maldonado


"Despite the fact that we may be suspected and even accused
 of a certain scrupulousness, inappropriate under the circumstances,
in destroying inborn prejudices and fears,
 for the sake of a more picture and possible conclusions
let us establish the limits of that boundary, which has the name;
THE CONDITION OF DEATH
for it represents the most extreme point of reference,
no longer threatened by any conformity,
FOR THE CONDITION OF THE ARTIST AND ART"[1]   

Tadeusz Kantor



[1 ] "De cierta meticulosidad, inapropiada bajo las circunstancias,
En destruir innatos prejuicios y miedos,
Para el beneficio de mayor imagen y posibles conclusiones,
Permítanos establecer los límites de esa línea divisoria, que lleva el nombre;
LA CONDICIÓN DE LA MUERTE,
Para que represente el más extremo punto de referencia,
No más amenazado ante la conformidad,
POR LA CONDICIÓN DEL ARTISTA Y DEL ARTE"

foto: Alejandra Maldonado 

 Para adquirir más información sobre esta presentación y el grupo Vueltabajo teatro:
http://www.vueltabajoteatro.com/vueltabajo/lagrimas-de-oro.html

                   

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